Un momento culminante de toda vigilia de Adoración Nocturna ha de ser el momento de la Comunión. Cuando en la Misa nos acercamos a recibir el pan de los ángeles se da uno de los adelantos del cielo más intensos que puede haber en la tierra: la común-unión, de Su Corazón con el mío. Aún bajo el velo de las especies eucarísticas y en la penumbra de la fe, pero perfectamente auténtico y verdadero. ¡Qué maravilla!
La comunión mensual de nuestra vigilia ha de ser especialmente cuidada. Que sea un momento de gracia y encuentro, que después prolongaremos durante la noche ante el Santísimo Sacramento. La devoción al Corazón de Cristo nos ayuda a vivir este abrazo con toda su fuerza. El Papa Francisco nos explicó en la Dilexit nos, cómo ha sido así históricamente y cómo debe seguir siendo así en nuestros días:
“La propuesta de la comunión eucarística los primeros viernes de cada mes, por ejemplo, era un fuerte mensaje en un momento en que mucha gente dejaba de comulgar porque no confiaba en el perdón divino, en su misericordia, y consideraba la comunión como una especie de premio para los perfectos. En ese contexto jansenista, la promoción de esta práctica hizo mucho bien, ayudando a reconocer en la Eucaristía el amor gratuito y cercano del Corazón de Cristo que nos llama a la unión con él. Podemos afirmar que hoy también haría mucho bien por otra razón: porque en medio de la vorágine del mundo actual y de nuestra obsesión por el tiempo libre, el consumo y la distracción, los teléfonos y las redes sociales, olvidamos alimentar nuestra vida con la fuerza de la Eucaristía. (Dilexit Nos 84.)”
“Nadie debe sentirse obligado a realizar una hora de adoración los días jueves. Pero, ¿cómo no recomendarla? Cuando alguien vive con fervor esta práctica junto con tantos hermanos y encuentra en la Eucaristía todo el amor del Corazón de Cristo, «adora juntamente con la Iglesia el símbolo y como la huella de la Caridad divina, la cual llegó también a amar con el Corazón del Verbo Encarnado al género humano». (Dilexit nos 85.)
Para nosotros la comunión no es un mérito adquirido o un derecho. Nos sabemos profundamente miserables como para recibir un don tan grande, pero al mismo tiempo no queremos hacerle a nuestro Dios el feo de no aceptarlo si en su gran misericordia insiste en dárnoslo. ¡Qué privilegio! Enséñanos a reconocer en cada comunión el don de tu cuerpo entregado y el Amor de tu Sagrado Corazón.
Para nosotros adorar no es sólo cuestión de deber u obligación. El día que nos hicimos adoradores nocturnos adquirimos un compromiso, eso es cierto, pero es un compromiso de amor. Lo hacemos de mil amores. La Iglesia nos lo recomienda, últimamente en palabras del Papa Francisco en la encíclica sobre el Corazón de Jesús. Habla sobre la Hora Santa, pero nos sirve también a nosotros:
Muchas veces nos preocupamos de nuestra dieta, de nuestra alimentación, de qué comer o qué no comer. Hay en nuestra sociedad cada vez mayor cultura alimenticia… pero ¡qué poca cultura eucarística! Qué poco preparamos el banquete del Amor. Qué poco sabemos o nos interesamos por este alimento no ya del cuerpo sino del alma. ¿Cómo vamos a subsistir espiritualmente, en la vida cristiana, si no nos preocupamos por sacarle todo su jugo, el néctar escondido de este divino alimento?
Don Luis de Trelles insistía en unir nuestro corazón al de Cristo durante la comunión eucarística, para así unirnos a su oración y oblación al Padre para el bien de las almas. Compuso no pocas oraciones de acción de gracias para después de comulgar. Aquí una de ellas:
“Os ofrezco, Señor, todos y cada uno de los méritos incomparables de aquella inmolación perfecta del Corazón Divino de Jesús en el árbol santo que nos dio fruto de redención, las virtudes de Jesús como compensación de nuestros vicios, el amor infinito de Dios Hijo a su padre, por nuestra tibieza y desamor y las acciones perfectísimas todas de Jesús por las imperfecciones todas inherentes a nuestra mísera humana condición”. (LS 2,1871 pp.420)
¿Qué es comulgar?
¿Valoramos la comunión como deberíamos?
¿qué nos puede ayudar a hacerlo mejor?