Adoración Nocturna Española

Adorado sea el Santísimo Sacramento   

 Ave María Purísima  

XXXIII PEREGRINACIÓN A FÁTIMA de la A. N. E.

CRÓNICA DE LA XXXIII PEREGRINACIÓN A FÁTIMA

 

       El día 17 de mayo, hacia las 16:30, de tiempo nuboso, un poco ventoso y festividad de san Pascual Bailón, se iniciaba la procesión de banderas desde La Cruz Alta hacia la Capelinha. Participaron 22 banderas, 16 sacerdotes; la iniciaban las habituales pancartas, con los lemas de la A.N.E., y una que rezaba “La familia que reza unida permanece unida”, gran número de adoradores portando ramos de flores, cuatro señoras con mantilla, los pastorcillos y cerrando la procesión los presidentes diocesanos junto con el delegado del Presidente Nacional.

       Llegados a la Capelinha, después de la ofrenda floral, donde los niños ofrecieron una flor cada uno, comenzó la Santa Misa presidida por el Rvdo. D. José Ángel Feijó Pico, rector del Seminario de Orense, que también había presidido la procesión previa. La primera lectura de la misa la hizo D. Carlos Torrijos, las estrofas del salmo las cantó Da Carmiña Lagoa Costas, la proclamación solemne del evangelio el Rvdo. D. Luis Javier González Seguín y las preces el Rvdo. D. Santiago Freire Comesaña. Don José Ángel, en una breve homilía, después de agradecer la presencia de los adoradores señaló que: Venimos a Fátima para adorar y acompañar a nuestra Madre, para abrirle nuestro corazón, para rezar por la conversión propia y ajena. Empezamos la peregrinación con la Eucaristía porque el Señor siempre nos espera en el sagrario... insistió en que debemos rezar por todos, empezando por uno mismo. Rezar por las vocaciones sacerdotales y por la santidad de los sacerdotes. Terminada la Eucaristía comenzó la procesión eucarística, con el Señor bajo palio y alfombra floral, hasta el templo de la Santísima Trinidad, donde se rezaron vísperas. Destacaron las preces que fueron muy bien leídas por los “videntes”, Raúl y Daniela.

       Después del rosario y la procesión de las velas, a las 22:45, se celebró la vigilia en la Basílica del Rosario, que estaba repleta de fieles, que fue de un sólo turno. Estuvo presidida por D. José Ángel Feijó. Tuve el honor de dirigirla y se desarrolló perfectamente siguiendo de forma estricta el protocolo marcado.

       Al día siguiente, a las 9:30, hubo un Vía Crucis hasta “Os Valinhos” dirigido magníficamente por el Vicario de Fuensalida, D. Sergio Farto Valdehornillos siguiendo textos del de San Josemaría. Por la tarde se celebró la Eucaristía en la iglesia parroquial de Aljustrel, Nuestra Señora de Fátima, presidida por D. José Leonardo Lemos Montanet, obispo de Orense, acompañado de cinco sacerdotes. Ofició la Misa propia de santa Jacinta y san Francisco Martos, los pastorcillos de Fátima. La homilía fue una semblanza entre la adoración y las apariciones. En la homilía señaló que: Debemos tener vocación de hombres y mujeres de oración y adoración. Francisco y Jacinta así lo hicieron; después de las apariciones tuvieron un corazón orante. Recordó que: Estamos celebrando el centenario de la subida al Cielo de Francisco y de la consagración de España al Corazón de Jesús. Y puesto que: Venimos como peregrinos, y como pisamos un lugar santo, pidamos al Señor que nos ayude a ser testigos misioneros: Este debe ser nuestro propósito. Terminó diciendo que: Nuestra mirada también debe ir dirigida a María que nos pidió rezar mucho por nuestra conversión y por la de todos los pecadores, principalmente de los niños y jóvenes. Terminada la misa se visitaron, a discreción, distintos sitios emblemáticos relacionados con las apariciones. Es de señalar que en todas las celebraciones diurnas estuvo presente en camilla, D. Jorge Lence, lo que supuso un gran esfuerzo por su parte.